El Malsín

jueves, 26 de mayo de 2011

cuento necrofilico.


Esto es estar enamorado? Pero si la conocí solo ayer, en mi trabajo, solo al mirarla supe que seria mía, mía para siempre, me acerque tímidamente, tome sus manos, mientras le hablaba; ella no decía nada, solo miraba el techo. Su piel era muy suave, muy blanca, sus labios rojos y su pelo negro azulado.
- Que hora es? 18:30 supongo que la veré a la misma hora que ayer, esta vez si voy a hacer mas atrevido, la mirare a los ojos, le tomare sus manos y le diré que estoy completamente enamorado de ella, espero encontrarla
Al bajar de la micro corrí a mi trabajo, toque muy fuerte el portón que estaba cerrado, cuando este se abrió, estaba mi compañero tomando una taza de te, al marcar la tarjeta de entrada y revisar el libro de novedades, me pude dar cuenta, que ella, mi amor, la luz de mis ojos, desde mañana ya no estaría conmigo, se iría.
No savia que hacer, tendría que darme el valor para confesarle todo, no podía irse sin saberlo.
Me coloque mi uniforme y corrí hasta el subterráneo donde ella estaba.
Recorrí todas o casi todas las salas buscándola, y no la encontraba, hasta que al abrir la ultima puerta, la encontré, me acerque y la salude, le di un beso en los labios, me arrodille y le dije cuanto la quería, que no podía vivir sin ella , que no se fuera, que nos iríamos juntos si me lo pedía, no me contesto, no dijo ni una sola palabra, la tome de las manos y la abrace, le repetía una y otra vez que no la dejaría, que prefería morir antes de no verla mas.
La mire a los ojos y comencé a besarla lentamente, mis labios recorrieron todo su cuerpo sin detenerse en ningún lugar, me quite la chaqueta, luego la corbata, la camisa y los pantalones.
Fue increíble, no sabría como explicarlo, fue dulce, cándido y ardiente, solo los dos en el suelo de aquella habitación, llena de puertas en forma de estantes, un escritorio y una mesa de metal que cubría casi todo el espacio.
Solo ella y yo desnudos, sin que nada mas importara en el mundo.
Al levantarme, colocarme la ropa y salir del cuarto, sabia que no la vería más, que solo fue un sueño, que no estaría más con ella, mi único amor, la única persona que me escuchaba, que no le importaba, mi cara, mi cuerpo, nada.
Las 7:00 a.m., me cambie de ropa muy lento, su cara, su cuerpo. Esa imagen se repetía en mi mente, una y otra vez.
Salí a la calle a eso de las 7:15, camine lento, arrastrando los pies, sabia que no la volvería a ver. Me detuve a mitad de cuadra voltee a mirar por ultima vez al lugar que dio origen al amor mas grande que he tenido.
Un enorme cartel blanco con letras negras. “SERVICIO MEDICO LEGAL”
Seguí caminando y pensando, espero que aya quedado bien cerrada la puerta del congelador, sino me costar la pega…..

martes, 3 de mayo de 2011



En esta noche que se hace  larga
Ven hasta aquí y cubre mi rostro de sangre
Que será la última vez que logres verlo
Más si puedes termina con mi vida
De una vez, y no te hagas rogar

Si no me matas lo haré yo
Pero hazlo con amor y con odio
No descubras mi cuerpo
Déjalo como esta, desnudo por dentro

Empieza con un beso
Cerrare mis ojos para no verte jamás
Pero hazlo lentamente
Para no olvidarlo en el más allá

Cogeme de la mano por última vez
Y siente mis caricias
Que ya no serán delicadas

Deja que mi sangre corra
Y fluya ante ti

Termina con mi vida
Sácame el corazón y arrójalo
Por los caminos donde anduvimos juntos

lunes, 2 de mayo de 2011

CUENTO...

Se cayó de la cama, todo había sido un sueño, una pesadilla o un deseo anhelado, ensuciado por el remordimiento de su conciencia.
Los segundos retumbaban en su cabeza, aún cuando sabía que el reloj se encontraba muy lejos de donde él estaba. El cielo se cubrió de nubes alertando la llegada de una gran tormenta, se estremeció, el momento había llegado, la hora que tanto había esperado por fin se abría paso ante él.
Caminó sigilosamente por la habitación esperando a que los otros finalmente se hayan ido. Estaba listo. De su media sacó una navaja y terminó de cortar el metal que lo detenía, tenía que actuar con rapidez, sabía con exactitud que a la media hora volvían los otros, y no tenia tiempo que perder. Previamente realizado lo necesario para que no denoten su ausencia, por lo menos durante unas horas, corrió la cama y se introdujo en el conducto. No tenía linterna y estaba muy oscuro, aún así siguió avanzando, muchas veces advirtió que algo le recorría los pies, las manos, u otras partes del cuerpo mas escondidas entre su escasa ropa, pero el miedo y el susto no hacían efecto ante él, soportaba cualquier cosa.
No sabía cuanto tiempo llevaba ahí dentro, pero podía asegurar que hacía más de una hora que venía avanzando sin parar. Se detuvo para tomar la última gota de agua que quedaba en su cantimplora, la cual había robado de su compañero fallecido. A pesar de no zacear su sed, siguió adelante. Las gotas de sudor le recorrían el cuerpo como lo hace la lluvia cuando baja revoloteando por las montañas hasta llegar al suelo, donde se une a las demás y olvida su individualidad.
En su mente revivía todos los momentos pasados mientras continuaba por el conducto, ya no le importaba más nada, ni la insistencia de su madre, ni la infiel de su esposa... quería perder la memoria, olvidarse de todo, de todos, quería volver a nacer pero ser otro en cuerpo y alma, alguien diferente, que no tenga ni hasta la última huella de lo que el era antes, ¿podría lograrlo acaso?
Se dio cuenta como el conducto empezaba a humedecerse, la tormenta había comenzado, sabía que esto le dificultaba las cosas, pero quiso seguir igual. La humedad se convirtió en gotas y tiempo después el agua comenzó a cubrirle las rodillas. Tenía que darse prisa, pero estaba exhausto. De todas maneras continuó con el mismo ritmo con el que venía avanzando.
De repente reparó que el camino comenzaba a esclarecerse, pensó que estaba cerca, se entusiasmó y se llenó de placer durante unos instantes. Salió a la luz, aunque está no era tan clara debido a la hora y a la presencia de una inmensa tormenta. Se alegro de haberse liberado del conducto justo antes de que el agua le cubriera las piernas. Se paro, sintió la lluvia que lo empapaba y el viento que hacia alborotar los pelos que aun tenía secos. Se regocijó con tan solo pensar en lo que había dejado atrás, volteó su cabeza y observó, empezó a reírse y tuvo ganas de gritar, pero se contuvo ante el inconveniente que podría causarle eso. Corrió libremente por el enorme espacio verde frente a sus ojos, quedando muy atrás la gigantesca mole que lo había contenido esclavizado por más de trece años. De pronto sintió una extraña sensación, no sabía a donde ir, y por primera vez en su vida experimentó el miedo, parecía estar perdido en medio del espacio sin encontrar un lugar propio, algo que lo mantuviese estable, no quería dormir, no quería comer, no quería hablar, no sabia que le esperaba ni cuanto tardaría en llegar eso que tanto esperaba, o no. Pensó en aguardar a que algo suceda, pero esto lo atemorizó más y volvió a correr. Se mantuvo así varios minutos hasta que finalmente tropezó con una piedra.
Sus ojos le daban vueltas, su respiración se aceleraba; lo único que visualizaba era una luz... Una extraña luz blanca que poco a poco se fue convirtiendo en gris, hasta llegar a ver claramente el techo de la tortura, las paredes de su prisión.